“Nunca me resulta familiar ninguna de las caras. Suelen estar muy quietas, pero no son imágenes estáticas; están vivas. Son como la cara de alguien que estuviera pensando. Está claro que no son conscientes de que las miro. Y, sin embargo, puedo hacer que me miren”.
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos John Berger
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